No hay que tener miedo a ningún libro. Tampoco hay que
tenerle reverencia. Si eres sincero contigo mismo, si pones esfuerzo y
vocación, tú eres el único juez de tus lecturas. La literatura es el
reino de la libertad personal. Tienes perfecto derecho a que no te guste
lo que celebra todo el mundo. También lo tienes a disfrutar con lo que
todo el mundo disfruta. Que algo tenga muy pocos lectores no quiere
decir que sea malo. Que tenga muchos, tampoco. Quizás empezaste el libro
en un momento de tu vida en el que por algún motivo no te tocaba
todavía leerlo. El libro puede esperar. Te encontrarás con él dentro de
unos meses, o de unos años, o nunca. Pero seguro que te encontrarás con
otro que le sea equivalente. Nadie tiene motivo para la pedantería.
Nadie lo tiene tampoco para el sentimiento de inferioridad. En dos
libros de no más de cien páginas cada uno Juan Rulfo tuvo sitio para
contar un mundo. Proust necesitó tres mil páginas para contar otro. Te
pueden gustar los dos, o uno sí y el otro no, o ninguno. Seguro que hay
otro escritor de primera fila que te apasiona. De primera fila o de
segunda. La primera fila y la segunda cambian extraordinariamente a lo
largo del tiempo. Josep Pla o Manuel Chaves Nogales eran escritores de
periódico y ahora están más vivos que la mayor parte de los novelistas
de su época.
Antonio Muñoz Molina
Escritor, académico e integrante de la Real Academia de la Lengua Española
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